Sin importar cuál sea su posición en una empresa, cada uno de sus integrantes influye en el ritmo y en la magnitud de las transformaciones que esta experimenta. Ahora bien, el cambio no viene solo, trae consigo tres posibles reacciones: frenar, acelerar o una mezcla de ambos extremos. Con la ayuda de W. Christopher Musselwhite y otros autores, consideremos esas opciones.

¿Le han expresado sus colegas alguna vez que usted se apega demasiado a lo existente, a las reglas y a lo tradicional? En realidad, esto pudiera no ser así, más bien, podría deberse a que usted sea de los que necesitan argumentos sólidos, de los que los analizan y los reflexionan antes de caminar por la alfombra del cambio. En consecuencia, avanza con lentitud y precaución, respetando lo conocido. Así, una vez que comprende la relevancia de las propuestas, cuando se convence de que estas resuelven problemas, usted suelta un poco el “freno”.

Eso sí, no se extrañe si por esto le colocan la etiqueta de persona moderada, conservadora y hasta de resistente al cambio. Lo cierto es que su reacción puede ayudar a otros a ser más cautos. Este entramado de búsqueda de calidad y seguridad podría explicar el que usted no se entusiasme a ciegas con proyectos innovadores y que se incline por cambios graduales.

Una segunda opción es que usted avance aceleradamente hacia la ejecución de proyectos diferentes y desafiantes, de esos que son su pasión. No repara en tradiciones, políticas, convencionalismos, ni en organigramas. Su afán es innovar, iniciar transformaciones visionarias. Quiere rapidez sin importar lo radical que sea el cambio. Su mente vuela hacia el futuro y, a veces, no prevé algunas repercusiones que tendrá su determinación en los que van a otra velocidad.

En la empresa dicen que usted es una persona innovadora o iniciadora de los cambios. No teme a los riesgos ni a cuestionar lo existente; por eso descuida detalles que podrían reñir con su ímpetu. En ocasiones le dirán que sus propuestas son más idealistas y ambiciosas que realizables.

La tercera opción la constituye un enfoque pragmático. Este también podría distinguirlo a usted. En él confluyen rasgos de los dos estilos anteriores, por ende, se dice que usted padece indecisión. Pero esto es compensado por la orientación hacia los resultados y hacia la solución práctica de situaciones específicas. Le distingue la flexibilidad, la habilidad para trabajar en equipo y la capacidad para considerar diversas perspectivas. Su intención principal es quitar piedras en el camino, cristalizar metas y hallar soluciones concretas a problemas reales.

Su afán, como “pragmático”, es realizar cambios realmente efectivos y necesarios. Sabe ponderar lo ideal y lo posible. Se adapta a las circunstancias. Su comportamiento político podría causar que no explore formas más drásticas que afectarían intereses o que moverían demasiado el statu quo. Por ello, algunos creerán que usted no se compromete con grandes transformaciones.

Liderazgo es influencia, es ofrecer a un equipo lo que necesita en el momento preciso y de modo adecuado. Es agregar valor para avanzar. Ninguno de estos estilos es bueno o malo, usted decide qué diferencia hacer ante el cambio en su organización. ¿Está conforme con su modo actual?

 

Germán Retana

Consultor desarrollo gerencial, profesor Emérito INCAE Business School.

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